La mayordomía no es solo para adultos; también es para niños, adolescentes y jóvenes. La mayordomía es cuidar de algo que uno no posee. Desde cuidar nuestro vecindario hasta aprender a administrar nuestro dinero, estamos capacitando a nuestros hijos en que todo le pertenece a Dios y que nos ha dado el privilegio de cuidarlo para él. ¡Somos los administradores de Dios!

Según los psicólogos del desarrollo, los niños comienzan a formar hábitos a una edad temprana. Muchos hábitos ya están establecidos a los nueve años y es más difícil modificarlos que en años anteriores. Por lo tanto, enseñar y capacitar a los niños para que sean buenos administradores comienza en la guardería. Cuando los padres comienzan a enseñar a sus hijos cómo usar su dinero para ayudar a los pobres, o cómo cuidar sus cuerpos eligiendo alimentos saludables, están sentando las bases para los patrones de la vida adulta.

Elena G. de White insta encarecidamente a los padres a “enseñar a vuestros hijos que Dios tiene un derecho sobre todo lo que ellos poseen y que ninguna cosa podría suprimir ese derecho; todo lo que poseen lo han recibido como un legado, para probarlos si serán obedientes. Los hábitos de economía, trabajo y sobriedad son, aun en este mundo, una mejor porción para vosotros y vuestros hijos que una rica dote”.[i]

Más que nunca, los niños de hoy son bombardeados con mensajes diarios que a menudo conducen al materialismo y a un sentido de derecho e insatisfacción con la vida. Por el contrario, practicar una buena mayordomía fomenta una actitud de gratitud y de compartir. No obstante, enseñar a los niños el espíritu de dar y compartir durante estos años de formación les ayuda a adoptar la mayordomía como estilo de vida.

Los padres pueden hacer que el aprendizaje sea divertido al planificar actividades para los niños que les enseñen a cuidar de las cosas que se les ha encomendado.

  • Doy mi tiempo. Haga que los niños anoten en tarjetas cómo planean pasar su tiempo ese día. Las actividades podrían incluir hacer la tarea, estudiar la lección de Escuela Sabática, orar por una persona especial y hornear galletas para otros niños del vecindario. Luego discuta estas actividades con ellos.
  • Uso mis habilidades para ayudar a otros. Ayude a los niños a planificar un show de talentos para personas mayores en su iglesia o en un hogar de ancianos. Involúcrelos en cantar, leer poemas, contar historias o ayudar con los telones de fondos o el sistema de sonido en la iglesia.
  • Doy generosamente. Deje que los niños ayuden a empacar artículos para las víctimas de un desastre; que donen uno de sus juguetes buenos a los niños pobres de la comunidad; o donen algo de sus ahorros para ayudar a comprar los suministros necesarios para los niños de la misión. Pueden usar diferentes sobres para apartar un diezmo, una décima parte de lo que han recibido de su mesada y dinero especial de cumpleaños o Navidad. Un sobre puede ser para ahorros, uno para gastos y otro para la misión. Lean juntos Proverbios 21: 20.
  • Me preocupo por el mundo que Dios ha creado. Pueden aprender a reciclar materiales, recogiendo basura en lugar de tirar la basura. Los niños deben respetar la propiedad como la escuela, la iglesia, la ciudad y las carreteras. Podemos involucrar a nuestros niños en proyectos especiales en la comunidad, como recoger basura en la playa.
  • Mantengo mi cuerpo sano. Lean juntos 1 Corintios 6: 19 y pida a los niños que enumeren las formas en que pueden mantener saludable el templo del cuerpo. Haga una tabla en la que puedan anotar cuánta agua han bebido ese día o cuántos minutos de ejercicio han hecho.

Empecemos ahora mismo a enseñar a nuestros hijos a ser buenos administradores para Jesús. Nunca es demasiado pronto para ayudar a los niños a comprender la idea de la mayordomía.


[i] Elena G. de White, Conducción del niño (Bogotá: IADPA., 2010), p. 141.

Linda Mei Lin Koh

Linda Mei Lin Koh es directora del Departamento de Ministerios Infantiles de la Asociación